A poco más de una semana del 23, ¿hay alguna primavera en el aire? No parece. El clima está muy frío, y se anuncia aún peor. El pronóstico para este mes y el próximo es “parcialmente nublado”, que quiere decir más frío. En los parques los municipios ya han empezado a podar, pero son pocas las plantas con ánimos de renacer.
Primavera = repuntes. Pero este año no tiene mucho sentido buscarlos en la economía o la política. Las cuentas de los hogares y del país en general se están defendiendo como pueden, aunque hay optimistas diciendo que el resto del año será mucho mejor que la parte que ya vimos. Un sentimiento primaveral y renacentista para los más crédulos.
El verdadero clima que nos lleva al próximo 23 y más allá es de más invierno del que la población se merece. Acompañado de la ironía sangrienta de los incendios repartidos por toda la tierra, cuya resaca se empezará a vivir en el campo apenas ellos se apaguen, si el verano lo permite. La conversación sobre cambio climático se vuelve cada vez más urgente.
El sentimiento antiprimaveral, como el de estas líneas, debe ser combatido para que la bella estación pueda abrirse paso. Pero no es fácil, pues aquí ya ni los poetas creen en la primavera. Como en el fragmento de Blanca Varela: “Leo en el diario / que ha llegado la primavera / y aunque el cielo está abominablemente sucio / mi corazón quiere creerlo”.
La primavera es un estado de ánimo que languidece si no es acatado. Año tras año Trujillo intenta curarse de sus males llamándose a sí misma la Ciudad de la Eterna Primavera, con una fiesta para refrendarlo. No lo ve tan así César Vallejo: “Esta vez,/ arrastrando briosa sus pobrezas / al sesgo de mi pompa delantera,/ coteja su coturno con mi traspié sin taco, /la primavera exacta de picotón de buitre”.
¿Qué podemos hacer? Setiembre nos empuja hacia octubre, donde no parece esperarnos nada realmente mejor: un mes morado y sufridamente religioso, un postre universal, y tauromaquia para los interesados. Para ese entonces ya nos podremos arrimar a los dos punzantes versos de Luis Hernández: “Olvida mejor / La primavera”.