Impedir viajar se ha vuelto un arma en la guerrilla política local. Poco antes de su renuncia el Canciller Javier Gonzáles Olaechea fue impedido de salir a una reunión internacional por el celoso Primer Ministro. Fue la antesala de su salida del gabinete. Ahora Dina Boluarte ha sufrido un tratamiento parecido.
Había algunos argumentos para que Boluarte permaneciera en Lima. Para unos no convenía que se ausentara en medio de los incendios rurales. Para otros, ella no tenía nada que aportar a la Asamblea General ONU ni a la reunión presidencial sobre urbanismo y futuro. Además, en verdad los jefes de Estado no viajan a Nueva York todos los años.
No importa el argumento, con su deseo de viajar Boluarte se puso a tiro de sus enemigos en el Congreso. Incluso se volvió un juguete de sus aparentes amigos: Perú Libre, el partido del prófugo protegido desde Palacio, votó contra ella, y al verla derrotada, el mismo partido pidió una reconsideración del voto.
Boluarte luego informó que no iba a viajar, acaso porque intuyó que la reconsideración no cambiaría nada, pues los vetadores estaban muy contentos con su pequeña victoria. En otras palabras, que el partido de Cerrón no iba a cambiar su voto, no importa cuántos de sus congresistas fueran subidos al avión presidencial a Nueva York.
Todo esto ocurre cuando el tema de la protección o captura de Vladimir Cerrón empieza a tomar un nuevo giro. La indiscreción del ministro del Interior revela un interés de Palacio por ayudar a Cerrón. La investigación fiscal a Juan José Santiváñez empieza a cobrar forma. El protagonismo de un automóvil presidencial en la fuga se va confirmando.
Una hipótesis: ante el temor de que Boluarte vaya a sacrificarlo, por sus intereses o por los de sus socios de derecha, Cerrón ha buscado demostrar cierta fuerza. Son 55 votos para una mini-vacancia, no del cargo sino del viaje. Segunda hipótesis: Boluarte entiende el mensaje, y rápidamente evita una nueva humillación.
¿Qué significan esos 55 votos? No parecen una falange para todo uso, sino una confluencia episódica, útil para poner a Boluarte en su sitio. Pero pueden ser claves a la hora de la verdad, cuando se vuelva políticamente más costoso quedarse con Boluarte que desprenderse de ella. FP y APP deben estar mirando con mucha atención.