En los últimos días, La República ha informado sobre el conflicto social que enfrenta la hidroeléctrica Charcani VII en la cuenca del río Chili para su ejecución, y las posturas contrarias que han surgido en torno al proyecto. Se ha escuchado a la mayoría de los actores involucrados y han expuesto sus puntos de vista. Finalmente, será el lector quien saque sus propias conclusiones sobre el impacto de la obra.
Lo que resulta inaceptable es la conducta del decano del Colegio de Arquitectos de Arequipa, Juan Francisco Melgar. El lunes 11 de septiembre, después de una conferencia de prensa, el mencionado profesional insinuó que las publicaciones periodísticas estaban motivadas por el incentivo económico de la publicidad de Egasa, un hecho totalmente falso.
Le preguntó a nuestra periodista Deysy Pari: «¿Por qué La República no se preocupa por el desarrollo de la ciudad?» Inmediatamente después, afirmó que nuestro medio «aplaudía» a Egasa y dio por concluida la entrevista, diciendo: «Ya terminó la conferencia».
Luego acusó al diario La República de poner publicidad a una empresa y, contradictoriamente, preguntó si dicha empresa había contratado publicidad en el medio de comunicación.
Como sucede en la mayoría de las empresas de comunicación, la publicidad e información periodística son asuntos distintos. Lo primero es un contenido patrocinado facturado en el que el cliente es responsable de lo emitido, mientras que la información periodística es gratuita y busca acercarse a la veracidad de los hechos con fuentes plurales e involucradas en una polémica. Está demás decir que ambas van por carriles diferentes. Una pregunta periodística sobre el conflicto no puede ser respondida con una acusación o generalización.