Petroperú ha solicitado, de manera preliminar, nuevos aportes por S/5.573 millones y la capitalización de su deuda por US$ 750 millones. Pedro Chira, presidente del directorio de la estatal, aclara que buscan sincerar sus cuentas con el Gobierno en el inicio de una nueva etapa con su regreso a Talara, refinería mediante.
—¿Por qué antes no se hizo público el pedido de aportes?
—Es lamentable que la información propia de una empresa salga de esta manera, porque es parte de una estrategia que se envía a sus accionistas. Este era un pedido que se había enviado al Minem para que lo evalúe, y una vez evaluado, recomiende o no al MEF cuál sería el nivel de soporte. Es parte del proceso normal de un directorio para advertir a su Junta General de Accionistas (JGA) la mejor manera de conducir a la empresa.
—¿El documento preliminar no debió filtrarse, entonces?
—No. Es más que evidente la maquinaria de detractores o interesados que entran a hurgar y atacar a Petroperú en momentos decisivos. Están todas las posibilidades abiertas, incluso que no se den los aportes.
—¿Por qué requerirían más aportes del Gobierno?
—En 2022, por problemas de gobernanza, Petroperú pierde algo muy importante: la línea de crédito de bancos a nivel nacional y global. Siempre se manejó una línea revolvente de US$4.000 millones para comprar crudo para el mercado interno. Se nos dieron US$750 millones y luego un capital de US$1.000 millones que se gastaron en importar combustibles, gasolinas y petróleo. Es falso que fue para pagar la Nueva Refinería de Talara (NRT).
—¿Era suficiente para la situación de Petroperú, que aún no tenía la NRT funcionando?
—No. El escenario era que en enero de 2023 estaría arrancando, y en marzo generando márgenes. Sobre eso se pidió la ayuda el año pasado en noviembre. Sumado a las protestas y el ciclón Yaku, hubo algunos eventos propios de una refinería que no permitieron arrancar como se estimó luego en junio y completamos el proceso a finales de agosto.
—Ahí viene el nuevo aporte.
—Para puntualizar, el pedido de ayuda es para asegurar el abastecimiento de combustible debido al efecto de la situacion de estrés de la caja y para tener los inventarios al máximo en todas nuestras plantas y afrontar cualquier desabastecimiento en caso de un fenómeno de El Niño (FEN) de mediano a grave, que cerraría puertos y carreteras.
—¿Un Niño desastroso no demandaría más aportes?
—No. El pedido alcanza para estabilizar el 2023 y cubrir efectos del FEN que podrían llegar en abril o mayo de 2024. Lo que ha querido el directorio es sincerar las cuentas, debido a que el escenario hoy es distinto al de 2022. Ahora sí la NRT ya arrancó y esta en periodo de pruebas y estabilización. Deberíamos empezar a vender más combustibles con mayores márgenes y con los lotes (de Talara) vamos a tener un ahorro que nos permitirá aprovechar la renta petrolera, porque hoy compramos petróleo a US$85 por barril.
—¿Había fecha límite?
—Nosotros esperábamos una respuesta, máximo, hasta mediados de septiembre. El pedido contempla dejar las cuentas en cero y ya con nuestro esfuerzo salir adelante. Eso aún tiene que ser evaluado por Minem, refrendado por MEF y, en función a lo que pueda dar el Estado, se verá si lograremos cumplir con nuestras expectativas.
—¿De qué manera ayudarán los lotes I, VI y Z-69 n ese caso?
—Nuestras evaluaciones más conservadores señalan que, en esos tres lotes que están por vencer, se estaría hablando de un EBITDA conjunto de US$80 millones por año, y si sumamos el Lote X, encima de los US$200 millones. Esos son los negocios por los cuales nos atacan, ese es el dinero que está en juego.
—¿En qué condición se regresan los lotes al Estado?
—Es decepcionante lo que vemos en los lotes VI y Z-69. Cobraremos lo que haya que cobrar a los actuales operadores, no es borrón y cuenta nueva. Hay una responsabilidad en términos de falta de mantenimiento y tenemos estudios de cuánto es lo que nosotros deberíamos recibir por deterioro de activos. Son cifras muy importantes. La privatización ha sido un desastre.
—¿Y el EBITDA de la NRT?
—Esa es otra unidad de negocios. Considerando las proyecciones, tendríamos un EBITDA de entre US$450 (si el diferencial o precios del crudo se reducen) y US$700 millones al año.
—¿Cuánto de eso se usará para el repago de la Nueva Refinería de Talara?
—Nuestros compromisos llegan a los US$330 millones al año. Recordemos que ya estamos pagando desde antes que se termine de construir, es una inversión, de momento, sin retorno. El pago, desde 2019, se ha estado haciendo con caja.
—¿Alcanzaría para que Petroperú ya no necesite nuevos salvavidas?
—Así es. Dicen que Petroperú está insolvente, cuando en realidad tenemos hoy los activos que nos darán la solvencia. Si llegamos a tener los lotes, en los mejores años tendremos un EBITDA de más de US$1.000 millones y un mínimo de US$800 millones para cumplir la deuda y pagarle al Estado lo que le corresponde.
MEF observa capitalización, pero no descarta aportes
En la víspera, el ministro Alex Contreras dijo ante la Comisión de Economía del Congreso que no hay margen para inyectar más recursos a Petroperú. No obstante, reconoció que setiembre y octubre serán meses decisivos, pues se empezará a generar ganancias. “Lo digo con absoluta transparencia, no hay espacio para capitalizar a Petroperú, así se quisiera, porque ya estamos al límite de la regla fiscal”, señaló.
Chira también recordó que, desde la privatización, Petroperú se ha visto obligada a competir en el mercado a pérdida, sin que en ningún momento olvidara su rol subsidiario de llevar energía a todo el país.