Cuatro futbolistas del club Vélez Sarsfield enfrentan juicio por un caso de abuso sexual en Argentina. La denuncia se presentó el último miércoles 6 de marzo e involucra a Sebastián Sosa, José Florentín, Braian Cufré y Abel Osorio, todos del primer equipo del Fortín. Como primera medida, la institución decidió suspender sus contratos. La jueza a cargo imputó a Cufré y Florentín como autores de abuso sexual agravado, a Osorio de abuso sexual simple y a Sosa como partícipe secundario.
Según la denuncia, el sábado 2 de marzo, la periodista deportiva fue invitada al hotel donde se concentraban los jugadores después del partido contra Atlético Tucumán. Había conocido a Sebastián Sosa en la zona mixta y este la invitó a través de Instagram. La denunciante indica que sospecha que sus bebidas pudieron haber estado adulteradas, ya que se sintió débil y tuvo que acostarse en una de las camas de la habitación.
¿Cuál fue la sentencia aplicada a los jugadores de Vélez?
La jueza Laura Casas dictó prisión preventiva para tres de los acusados: José Florentín, Braian Cufré y Abel Osorio. Estos futbolistas permanecerán en la Dirección General de Investigaciones antes de ser trasladados para cumplir arresto domiciliario durante un plazo de 90 días en Tucumán, antes del inicio del juicio.
En el caso de Sebastián Sosa, el arquero uruguayo podrá regresar a Buenos Aires; no obstante, deberá presentarse cada 15 días en la provincia argentina. Además, se le ha prohibido la salida del país por un plazo de 90 días.
El testimonio de la víctima ante la resolución de la jueza
Al presentar su testimonio ante el juzgado, la periodista deportiva expresó su preocupación por la justicia en su caso. «Me parece sumamente injusto que estas cuatro personas continúen con su impunidad, viviendo en una casa lujosa, sea en un country o en cualquier otro lugar, mientras que mi vida se ha convertido en una cárcel y un infierno. No es como ellos dicen, que su imagen pública está dañada, que no pueden ir a ningún lado; yo tampoco puedo hacerlo y recibo comentarios aberrantes en todas mis redes sociales, sin excepción», señaló.
Además, enfatizó el acoso mediático que ha estado sufriendo desde que se reveló su identidad: «También he sido objeto de una persecución mediática por parte de ellos, al haber filtrado mi rostro, dado que mi nombre estaba en circulación, pero sin confirmación alguna. Cuando difundieron los chats con mi imagen en un audio, confirmaron que ese Instagram y esa imagen correspondían a mi persona. Ya no poseo nada en la vida: carezco de privacidad, de identidad, de intimidad; no tengo absolutamente nada, salvo mi vida, que es lo que me impulsa a permanecer aquí y a luchar por mí y por todas las que vienen detrás».
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