El gobierno de Dina Boluarte ha ordenado una cuarentena encubierta. Con el pretexto de la cumbre de APEC, decidió por decreto encerrar a estudiantes de colegios y universidades. Y a padres y madres de paso, porque no hay educación virtual sin la ayuda de progenitores que orienten las clases por Internet. La irresponsabilidad del gobierno es absoluta. Seis de cada diez familias no tienen conexión a la red. Pero es de imaginar a la presidenta presumiendo ser una anfitriona a la que nada la perturbe frente a Biden y a Xi. La idea de encerrar no solo a colegiales sino también a estudiantes universitarios, e incluso a trabajadores, habría sido del premier Gustavo Adrianzén. El susto por las marchas durante los días de la cumbre los ha llevado a cometer una barbaridad. Ni que la gente, sobre todo los niños y niñas, hubiese superado el trauma del encierro forzoso causado por el COVID-19. Los rumores del recambio de Adrianzén se han diluido por ahora. Los más informados aseguran que las cuentas entre Boluarte y su primer ministro se cobrarán al terminar el evento de marras. Su idea del encierro ha sido la gota que derramó el vaso. Otras fuentes aseguran que la señora firma decretos sin leerlos. Estamos ante el gobierno más inepto de toda nuestra historia. Me atrevo a decir que hasta los hermanos Gutiérrez lo habrían hecho mejor.
Todo esto mientras Lima ha terminado de colapsar. Las gestiones de los alcaldes del partido Renovación Popular, incluido el propio Rafael López Aliaga, decidieron ignorar el día a día de la gente. El tráfico de la capital revienta. Si al gobierno le preocupan tanto las apariencias ante los gobernantes del mundo, van a mostrar el peor tráfico del mundo. López Aliaga se levantó un día y pensó en remodelar la Vía Expresa del Paseo de la República. Carlos Canales, de Miraflores, rechazado por muchos de sus vecinos, dijo un día que había que cerrar la quebrada de Armendáriz y la cerró. Jessica Vargas, en Barranco, quiso un día refaccionar la mitad de Barranco y lo hizo. Estos tres alcaldes son del partido de RLA, quien anda más preocupado en querer ser presidente disfrazándose a lo Fujimori en Huancayo. Ninguno pensó en el caos que se armaría en Lima. Y en el que se va a seguir armando. En las próximas horas comienzan los trabajos en la avenida del Ejército. Nadie está en contra de las obras. Todo lo contrario. Pero vengan de a uno pues, no se pasen. Se pide planificación, algo que en el Perú no existió nunca. Es como pedir peras al olmo. Así que la ciudad recibe al mundo colapsada. Y ni siquiera empieza la temporada navideña.
Agárrate, Catalina.
Todo en todas partes al mismo tiempo, como el título de la película. Lo que pasa con esta película que vive el Perú es que pasa del sitcom al thriller. Ajústese los cinturones, amable lector, que la turbulencia subirá no bien termine de leer este texto. No solo pararán el tráfico los presidentes extranjeros. También lo harán, ilegalmente –pero normalizado por la costumbre de «lo que me da la gana» que es el Perú–, todos los ministros que deben seguir presurosos y prestos el guion de Boluarte. Fuentes dignas de crédito me informan que hay un lío tremendo entre chinos y gringos por los lugares en que se hospedarán. Estas mismas fuentes indican que los chinos han tomado el hotel Sheraton y que los gringos no quieren ni helicópteros ni drones. Todo en todas partes al mismo tiempo, como el título de la película.
El gobierno de la señora Dina Boluarte parece entrar en cuenta regresiva. Ella saldrá muy bien estirada en las fotos oficiales, pero parecería ser que esta es su última Navidad en el cargo que se encontró como quien se saca la lotería. Dicen estas mismas fuentes que los directores comunicacionales del gobierno andan fastidiados porque les habrían recortado el presupuesto y que, además, les impusieron un media training a cargo de un comunicador que no les ofrece precisamente los mejores aciertos. Una de las tantas cosas que fallan en la interna del gobierno es la comunicación. Y quizá por la bronca intestina de la presidenta con los medios, han quitado toda la pauta publicitaria para informarle a la gente sobre el tráfico, el decreto supremo de la cuarentena encubierta, el cierre de calles y la educación primaria, secundaria y universitaria, que en estos días se ha decidido dictatorial e inconstitucionalmente restringir. En el decreto no ponen ni una sola argumentación razonable y legal.
Gobierno insensible que no entendió nunca el trauma de la pandemia. Y lo que significa este nuevo encierro para los estudiantes. El área de salud mental del Minsa está pintada en la pared.
La educación es cualquier cosa para este gobierno.
Ministro Quero, un «chicheñó» de la señora.
La gente para porque quiere seguridad. No están contra la ley, maldita sea, lo que quieren es precisamente ley. Pararán y a estar atentos con la represión.
Agárrate, Catalina, que vamos a cabalgar.
Todo en todas partes al mismo tiempo, como el título de la película.